Jake la Motta lo tuvo todo: el coraje y la fuerza de voluntad para perseguir un sueño, pero también la falta de estabilidad como para, una vez conseguido, perderlo. Es la brutal Toro Salvaje, ese viaje a los infiernos, contada de una manera magistral. De forma descarnada. Solo como Martin Scorsese podía contarla.
Es curioso como la vida te enseña, te ofrece todo lo que necesitas. En el momento que decidió rodarla, Scorsese estaba a punto de morir. De morir de exceso de fama. Había conseguido su gran éxito años antes con Taxi Driver, pero desde ese momento su vida se fue deslizando por un desagüe de drogas, sexo desenfrenado, drogas (hubo dos veces más de drogas...)... De ser la gran promesa del cine, a estar en la cama cuatro días a la semana. Lo que había vivido Jake la Motta y lo que reflejaba el guión.
Cuentan que fue Robert DeNiro el que en vez de flores le llevó el guión de Toro Salvaje a la cama del hospital donde estaba ingresado. Y Martin lo tuvo claro.
En el fondo Toro Salvaje nos cuenta una historia de redención. De salvación. Aunque no física ni material. Pero sí de espíritu, de alma. Porque lo emocionante es seguir de pie.
La vida nos pone a prueba diariamente. Nos muestra los dientes, las uñas y nos patea el culo cuando menos nos lo esperamos. Pero también nos acaricia, nos besa o nos regala todo lo que necesitamos en cada momento. Como a Martin en su habitación de hospital. Solo hay que pararse a descubrirlo.
Después de 39 años de experiencia, no creo que pueda decir nada malo de la vida. Es cierto que me ha dado palos. Golpes fuertes que muchas veces me han hecho doblar las rodillas. Pero también, en ese momento me ha brindado algo o alguien que me ha levantado, me ha dado su mano, me ha cuidado y curado las heridas. En ese extraño juego de tira y afloja, con que la vida nos sorprende.
Lo que he aprendido en que siempre que he estado a punto de rendirme, ha llegado algo que me ha hecho rehacerme, que me ha enseñado valiosas lecciones. Que me ha indicado la salida. Mis particulares redenciones. El ver que las cosas siempre suceden por algo, y que siempre, siempre, ha venido algo mejor.
Ya decía Martin Luther King, que el amor y el dolor son las cosas que mas capacidad de redención poseen. Porque cuando sufrimos y amamos somos más conscientes de lo que nos rodea. Nos hace ver lo que tenemos. Y seguro que es mucho más de lo creemos.
La capacidad de resurgir, de volver al ring de la vida, es más habitual de lo que pensamos. Conozco a muchas personas, que aún estando en la parte más oscura de su vida, han encontrado el resquicio de luz, la forma de enfrentarse a ella con valentía y sin rendirse. De ellas tenemos que aprender. Porque el hecho de tener problemas o dificultades, no debería ser impedimento para conseguir nuestros deseeos. Ya en la antigua Grecia, Aristóleles hablaba de ello:"Considero más valiente al que conquista sus deseos, que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo"
A Jake la Motta la redención, su resurgimiento le llegó tarde. ¿Vamos a esperar al final de nuestro viaje para disfrutar de nuestras victorias? Yo me he conjurado para disfrutarlas todas. Las grandes y las pequeñas. Y si me caigo, levantarme. Porque lo más emocionante es estar de pie. ¿Te quedas a mi lado? Stand by me...
Es curioso como la vida te enseña, te ofrece todo lo que necesitas. En el momento que decidió rodarla, Scorsese estaba a punto de morir. De morir de exceso de fama. Había conseguido su gran éxito años antes con Taxi Driver, pero desde ese momento su vida se fue deslizando por un desagüe de drogas, sexo desenfrenado, drogas (hubo dos veces más de drogas...)... De ser la gran promesa del cine, a estar en la cama cuatro días a la semana. Lo que había vivido Jake la Motta y lo que reflejaba el guión.
Cuentan que fue Robert DeNiro el que en vez de flores le llevó el guión de Toro Salvaje a la cama del hospital donde estaba ingresado. Y Martin lo tuvo claro.
En el fondo Toro Salvaje nos cuenta una historia de redención. De salvación. Aunque no física ni material. Pero sí de espíritu, de alma. Porque lo emocionante es seguir de pie.
La vida nos pone a prueba diariamente. Nos muestra los dientes, las uñas y nos patea el culo cuando menos nos lo esperamos. Pero también nos acaricia, nos besa o nos regala todo lo que necesitamos en cada momento. Como a Martin en su habitación de hospital. Solo hay que pararse a descubrirlo.
Después de 39 años de experiencia, no creo que pueda decir nada malo de la vida. Es cierto que me ha dado palos. Golpes fuertes que muchas veces me han hecho doblar las rodillas. Pero también, en ese momento me ha brindado algo o alguien que me ha levantado, me ha dado su mano, me ha cuidado y curado las heridas. En ese extraño juego de tira y afloja, con que la vida nos sorprende.
Lo que he aprendido en que siempre que he estado a punto de rendirme, ha llegado algo que me ha hecho rehacerme, que me ha enseñado valiosas lecciones. Que me ha indicado la salida. Mis particulares redenciones. El ver que las cosas siempre suceden por algo, y que siempre, siempre, ha venido algo mejor.
Ya decía Martin Luther King, que el amor y el dolor son las cosas que mas capacidad de redención poseen. Porque cuando sufrimos y amamos somos más conscientes de lo que nos rodea. Nos hace ver lo que tenemos. Y seguro que es mucho más de lo creemos.
La capacidad de resurgir, de volver al ring de la vida, es más habitual de lo que pensamos. Conozco a muchas personas, que aún estando en la parte más oscura de su vida, han encontrado el resquicio de luz, la forma de enfrentarse a ella con valentía y sin rendirse. De ellas tenemos que aprender. Porque el hecho de tener problemas o dificultades, no debería ser impedimento para conseguir nuestros deseeos. Ya en la antigua Grecia, Aristóleles hablaba de ello:"Considero más valiente al que conquista sus deseos, que al que conquista a sus enemigos, ya que la victoria más dura es la victoria sobre uno mismo"
A Jake la Motta la redención, su resurgimiento le llegó tarde. ¿Vamos a esperar al final de nuestro viaje para disfrutar de nuestras victorias? Yo me he conjurado para disfrutarlas todas. Las grandes y las pequeñas. Y si me caigo, levantarme. Porque lo más emocionante es estar de pie. ¿Te quedas a mi lado? Stand by me...