Donnie y Gretchen se conocieron en el Instituto de Middlesex, Virgina. Ella era la chica nueva. Él, bueno..Donnie no era una persona común. Hablaba con un conejo gigante llamado Frank, y tenía que evitar un fin del mundo inminente. Además tenía dones...especiales.
Delirante, surrealista y muy, muy hipnótica, Donnie Darko es de esa clase de películas que no dejan a nadie indiferente. Por su rareza. Por su extraña belleza y sus personajes delirantes....
Algo así como... nuestros Bares! Raros. Extrañamente atractivos. Llenos de gente peculiar a la que conocer y que no te dejarán indiferente. En estos días que una campaña de publicidad ha exhaltado la figura del Bar, me ha dado por pensar en cuanto ha influido en mi y en los que me rodean, estos lugares. Y ,creedme, que ha sido mucho.
Ya desde muy joven, el bar se convierte en referente, en lugar de encuentro, de juego, de charlas profundas y otras menos, de risas y llantos, y cuando eres adolescente, sientes que formas parte de algo. Algo que te identifica en una etapa de reivindicación del yo constante.
Más adelante, la cosa cambia, maduras, creces, y ya no ves el Bar como ese lugar cuasisagrado, donde te esperan la aventura, la amistad y el primer amor. Es un sitio donde relacionarte. Uno más. En ocasiones se relega al papel de entorno donde conocer gente con intenciones "semiamorosas"... Pero aún así, el Bar es ese lugar mágico donde ocurren cosas increibles, de las que te acuerdas mucho tiempo después...
Seguro que ahora estais pensando en algún local donde hayais vivido algo de esto. Y seguro que recordais el más mínimo detalle. La música, la gente, la disposición de la barra, los/las camareros/as, los dichosos baños, si habia o no papel...incluso el olor (para los de mi generación es muy fácil porque todos olían a tabaco...).
En mi experiencia, compartida con mi cómplice Xavier, y con tanta otra gente, he vivido situaciones tan, tan surrealistas que parecerían broma. Hemos conocido a gente tan peculiar, que costaría hacer una descripción que les hicieran justicia. Hemos reido hasta que nos dolía la tripa. Hemos llevado nuestras primeras decepciones. Hemos aprendido a relacionarnos, a sobreponernos al fracaso, y a consolidar nuestra propia personalidad.
Felicito a esta campaña por hacer visible algo que todos apreciamos, pero pocos lo valoramos. Tantas cosas que están ahí cerca, y que nos han ayudado a ser quién somos, y que no les damos el valor que tienen.
Y esto me hace reflexionar sobre otro tema. Existen cosas a nuestro alrededor que influyen en nosotros más de lo que a priori creeríamos, como los bares en nuestra vida social. Son objetos que poseen un valor especial. Durante una agradabilísima conversación en la mágica noche de San Juan, recordábamos la decepción de uno de los biógrafos del Barón Thyssen, que esperando historias románticas sobre como se había adquirido aquellas obras, solo recibió el precio de adquisición de cada cuadro...En el Club de la Lucha, Tyler Durdeen decía "lo que posees, te acabará poseyendo"
Cuántas cosas de vuestra casa sabriais decir a ciencia cierta lo que os han costado? Problamente no demasiadas. Y cuántas historias podeis contar de ciertos objetos, que no tiene un valor monetario reseñable? Seguro que cientos. Os invito a mirar a vuestro alrededor, y recordar las sensaciones de ciertas cosas que sin duda han formado parte de vuestra historia y de vuestra búsqueda del Yo. Elegid uno y hacer el ejercicio de recordar todas las sensaciones que os provocó, los olores, sonidos, personas, emociones... No es un ejercicio de sentimentalismo. Es recuperar partes de nosotros que tenemos sepultadas por tanta realidad y razón... Hagamos una cápsula virtual de objetos que nos acompañen en nuestro camino! Y compartámosla!
Donnie hablaba con Frank, e intentaban evitar un fin del mundo que se avecinaba. Nosotros no hablaremos con conejos gigantes, ni tendremos dones sobrenaturales, ni misiones vitales tan importantes. Pero nuestra relación con el mundo y con las cosas que nos rodean, puede cambiar a mejor si intentamos sacarle ese puntito de emoción y de vínculo positivo. Que los objetos no nos posean. Que nos acompañen y enriquezcan.
Para rematar os dejo una escena de otra pelicula, "Un pedacito de cielo", en la que suena una impresionante canción de jazz,con una letra que encaja perfectamente en todo ésto. Además acaba en un bar, así que ..redondo!
Vaya es cierto. Ahora que leo el post, si que me ha quedado bastante raro...Bien!
P.D: La canción, para los más jazzadictos, es Makeup of a Fool de Ivan Neville...Hasta la próxima tostada...Raros!
Delirante, surrealista y muy, muy hipnótica, Donnie Darko es de esa clase de películas que no dejan a nadie indiferente. Por su rareza. Por su extraña belleza y sus personajes delirantes....
Algo así como... nuestros Bares! Raros. Extrañamente atractivos. Llenos de gente peculiar a la que conocer y que no te dejarán indiferente. En estos días que una campaña de publicidad ha exhaltado la figura del Bar, me ha dado por pensar en cuanto ha influido en mi y en los que me rodean, estos lugares. Y ,creedme, que ha sido mucho.
Ya desde muy joven, el bar se convierte en referente, en lugar de encuentro, de juego, de charlas profundas y otras menos, de risas y llantos, y cuando eres adolescente, sientes que formas parte de algo. Algo que te identifica en una etapa de reivindicación del yo constante.
Más adelante, la cosa cambia, maduras, creces, y ya no ves el Bar como ese lugar cuasisagrado, donde te esperan la aventura, la amistad y el primer amor. Es un sitio donde relacionarte. Uno más. En ocasiones se relega al papel de entorno donde conocer gente con intenciones "semiamorosas"... Pero aún así, el Bar es ese lugar mágico donde ocurren cosas increibles, de las que te acuerdas mucho tiempo después...
Seguro que ahora estais pensando en algún local donde hayais vivido algo de esto. Y seguro que recordais el más mínimo detalle. La música, la gente, la disposición de la barra, los/las camareros/as, los dichosos baños, si habia o no papel...incluso el olor (para los de mi generación es muy fácil porque todos olían a tabaco...).
En mi experiencia, compartida con mi cómplice Xavier, y con tanta otra gente, he vivido situaciones tan, tan surrealistas que parecerían broma. Hemos conocido a gente tan peculiar, que costaría hacer una descripción que les hicieran justicia. Hemos reido hasta que nos dolía la tripa. Hemos llevado nuestras primeras decepciones. Hemos aprendido a relacionarnos, a sobreponernos al fracaso, y a consolidar nuestra propia personalidad.
Felicito a esta campaña por hacer visible algo que todos apreciamos, pero pocos lo valoramos. Tantas cosas que están ahí cerca, y que nos han ayudado a ser quién somos, y que no les damos el valor que tienen.
Y esto me hace reflexionar sobre otro tema. Existen cosas a nuestro alrededor que influyen en nosotros más de lo que a priori creeríamos, como los bares en nuestra vida social. Son objetos que poseen un valor especial. Durante una agradabilísima conversación en la mágica noche de San Juan, recordábamos la decepción de uno de los biógrafos del Barón Thyssen, que esperando historias románticas sobre como se había adquirido aquellas obras, solo recibió el precio de adquisición de cada cuadro...En el Club de la Lucha, Tyler Durdeen decía "lo que posees, te acabará poseyendo"
Cuántas cosas de vuestra casa sabriais decir a ciencia cierta lo que os han costado? Problamente no demasiadas. Y cuántas historias podeis contar de ciertos objetos, que no tiene un valor monetario reseñable? Seguro que cientos. Os invito a mirar a vuestro alrededor, y recordar las sensaciones de ciertas cosas que sin duda han formado parte de vuestra historia y de vuestra búsqueda del Yo. Elegid uno y hacer el ejercicio de recordar todas las sensaciones que os provocó, los olores, sonidos, personas, emociones... No es un ejercicio de sentimentalismo. Es recuperar partes de nosotros que tenemos sepultadas por tanta realidad y razón... Hagamos una cápsula virtual de objetos que nos acompañen en nuestro camino! Y compartámosla!
Donnie hablaba con Frank, e intentaban evitar un fin del mundo que se avecinaba. Nosotros no hablaremos con conejos gigantes, ni tendremos dones sobrenaturales, ni misiones vitales tan importantes. Pero nuestra relación con el mundo y con las cosas que nos rodean, puede cambiar a mejor si intentamos sacarle ese puntito de emoción y de vínculo positivo. Que los objetos no nos posean. Que nos acompañen y enriquezcan.
Para rematar os dejo una escena de otra pelicula, "Un pedacito de cielo", en la que suena una impresionante canción de jazz,con una letra que encaja perfectamente en todo ésto. Además acaba en un bar, así que ..redondo!
Vaya es cierto. Ahora que leo el post, si que me ha quedado bastante raro...Bien!
P.D: La canción, para los más jazzadictos, es Makeup of a Fool de Ivan Neville...Hasta la próxima tostada...Raros!