Y si tuvieramos la posibilidad de cambiar la historia reciente? Y si todos los fantasmas del pasado se presentaran de repente para darte la oportunidad de desquitarte de tantas cosas que has sufrido? Pues esto mismo le ocurre a Shoshanna Dreyfus, la protagonista (entre otras) de Malditos Bastardos, la incursión de Tarantino en el cine bélico.
Malditos Bastardos, es una película sobre la venganza y la redención. Sobre el peso que nuestros actos tienen en los que nos rodean. Una historia sobre lo absurdo y surrealista de las guerras y sus premisas.
Pero sobre todo es una película sobre la valentía. La valentía de afrontar nuestro pasado e intentar corregirlo en el presente (aunque con métodos poco ortodoxos...) La valentía de permanecer en territorios poco hospitalarios con una coyuntura muy poco agradable. Valentía de enfrentarse a lo establecido, a luchar por tus creencias, a permanecer siendo uno mismo (aunque hayas tenido que cambiarte el nombre en el proceso). Tarantino nos cuenta este relato de venganza, algo muy recurrente en su cine, pero rescatando la esencia del cine bélico clásico.
La valentía. Algo que hoy en día está más presente que nunca. Porque con la que está cayendo, hay que tirar de muchas dosis de valentía para afrontar ciertas cosas. Yo, últimamente, estoy siendo muy consciente de cuanta valentía me rodea. Y estoy fascinado por ello. Porque soy testigo de actos de valor diario, de actos de amor incondicional, de hechos que bien recogidos, haría el mejor guión de la mejor película.
Primero, el valor de emprender. Hoy esta muy de moda esta palabra. Estamos hartos de escucharla. Pero en pocas ocasiones nos hemos parado a pensar en qué significa. Yo provengo de una familia de emprendedores. Muchos de mis familiares, han afrontado el reto de iniciar algo de cero, de verlo crecer, de luchar por ello. Y nos han transmitirnos el valor que tienen las cosas construidas, pensadas y trabajadas desde el corazón. Y eso me enorgullece. Ver como mis abuelos, mis padres, mis tíos y tías, mis primos y primas han generado tantas y tantas cosas, me hacer creer en la valentía, en valorar el riesgo y el arrojo con la que han afrontado la vida en busca de algo mejor. Y sobre todas las cosas, el no rendirse.
Y ese concepto, el de no rendirse, es otra de las cosas que tengo muy presente. Porque la vida, la sociedad y el presente nos está dando razones diarias para tirar la toalla. Para abandonarnos al pesimismo, al desánimo y a la pereza del que piensa en que no hay ninguna solución. Pero no. Tenemos motivos de sobra para no rendirnos, para pensar que merece la pena el esfuerzo. Solo hay que mirar a nuestro alrededor. Y veremos ejemplos de personas que han sacado fuerzas de flaqueza, y han remontado situaciones de nivel "master of the universe"!! Solo hay que pararse a mirar, a estar atento a nuestro alrededor, y veremos todos esos ejemplos. Ellos deben ser motivo suficiente para sacranos de nuestra entropía, de darnos una patada en el culo y levantarse.
Para levantarnos, para luchar por lo que soñamos, es importante Ser. Eso es otro aspecto de la valentía a destacar. El valor de ser uno mismo, de mostrar tus sentimientos sin juzgar y sin miedo a ser juzgado. Ahora esta muy en boga el tema del personal branding, la marca personal, el diferenciarse. Es básico. Deberíamos empezar a pensar que la verdadera libertad empieza en el individuo, en uno mismo. Esta idea no es mía. La filosofa ruso americana Ayn Rand, lo denominaba Egoismo Razonable. Es la necesidad de pensar de vez en cuando en uno mismo para conseguir el equilibrio personal. De defender como de verdad es uno por encima de lo que piensen los demás, la necesidad de ser simplemente feliz sin dar explicaciones a nadie, sean cuales sean las consecuencias. Aunque peca de individualista y es una autora controvertidísima, algunas de los conceptos de Ayn Rand son muy válidos hoy en día.
En definitiva, el valor, la valentía impregna nuestro presente. Está ahí y es contagiosa. Debemos hacernos conscientes de ella, valorarla, apreciarla y acercarnos a ella. Mark Twain, el papá de Tom Sawyer y de Huckelberry Finn, decía:
En veinte años estarás más arrepentido por las cosas que no hiciste que por aquellas que hiciste. Suelta las amarras, pues, y navega lejos de la seguridad del puerto. Que los vientos de cambio azoten tus velas. Explora, sueña, descubre.
El presente es un sótano. Y eso conlleva muchas dificultades. Pero si tenemos el valor de bajar las escaleras, no podremos hacerlo más habitable? Yo creo que sí, y seguro que mucho más luminoso de lo que nos imaginamos.

Pero sobre todo es una película sobre la valentía. La valentía de afrontar nuestro pasado e intentar corregirlo en el presente (aunque con métodos poco ortodoxos...) La valentía de permanecer en territorios poco hospitalarios con una coyuntura muy poco agradable. Valentía de enfrentarse a lo establecido, a luchar por tus creencias, a permanecer siendo uno mismo (aunque hayas tenido que cambiarte el nombre en el proceso). Tarantino nos cuenta este relato de venganza, algo muy recurrente en su cine, pero rescatando la esencia del cine bélico clásico.
La valentía. Algo que hoy en día está más presente que nunca. Porque con la que está cayendo, hay que tirar de muchas dosis de valentía para afrontar ciertas cosas. Yo, últimamente, estoy siendo muy consciente de cuanta valentía me rodea. Y estoy fascinado por ello. Porque soy testigo de actos de valor diario, de actos de amor incondicional, de hechos que bien recogidos, haría el mejor guión de la mejor película.
Primero, el valor de emprender. Hoy esta muy de moda esta palabra. Estamos hartos de escucharla. Pero en pocas ocasiones nos hemos parado a pensar en qué significa. Yo provengo de una familia de emprendedores. Muchos de mis familiares, han afrontado el reto de iniciar algo de cero, de verlo crecer, de luchar por ello. Y nos han transmitirnos el valor que tienen las cosas construidas, pensadas y trabajadas desde el corazón. Y eso me enorgullece. Ver como mis abuelos, mis padres, mis tíos y tías, mis primos y primas han generado tantas y tantas cosas, me hacer creer en la valentía, en valorar el riesgo y el arrojo con la que han afrontado la vida en busca de algo mejor. Y sobre todas las cosas, el no rendirse.
Y ese concepto, el de no rendirse, es otra de las cosas que tengo muy presente. Porque la vida, la sociedad y el presente nos está dando razones diarias para tirar la toalla. Para abandonarnos al pesimismo, al desánimo y a la pereza del que piensa en que no hay ninguna solución. Pero no. Tenemos motivos de sobra para no rendirnos, para pensar que merece la pena el esfuerzo. Solo hay que mirar a nuestro alrededor. Y veremos ejemplos de personas que han sacado fuerzas de flaqueza, y han remontado situaciones de nivel "master of the universe"!! Solo hay que pararse a mirar, a estar atento a nuestro alrededor, y veremos todos esos ejemplos. Ellos deben ser motivo suficiente para sacranos de nuestra entropía, de darnos una patada en el culo y levantarse.
Para levantarnos, para luchar por lo que soñamos, es importante Ser. Eso es otro aspecto de la valentía a destacar. El valor de ser uno mismo, de mostrar tus sentimientos sin juzgar y sin miedo a ser juzgado. Ahora esta muy en boga el tema del personal branding, la marca personal, el diferenciarse. Es básico. Deberíamos empezar a pensar que la verdadera libertad empieza en el individuo, en uno mismo. Esta idea no es mía. La filosofa ruso americana Ayn Rand, lo denominaba Egoismo Razonable. Es la necesidad de pensar de vez en cuando en uno mismo para conseguir el equilibrio personal. De defender como de verdad es uno por encima de lo que piensen los demás, la necesidad de ser simplemente feliz sin dar explicaciones a nadie, sean cuales sean las consecuencias. Aunque peca de individualista y es una autora controvertidísima, algunas de los conceptos de Ayn Rand son muy válidos hoy en día.
En definitiva, el valor, la valentía impregna nuestro presente. Está ahí y es contagiosa. Debemos hacernos conscientes de ella, valorarla, apreciarla y acercarnos a ella. Mark Twain, el papá de Tom Sawyer y de Huckelberry Finn, decía:
En veinte años estarás más arrepentido por las cosas que no hiciste que por aquellas que hiciste. Suelta las amarras, pues, y navega lejos de la seguridad del puerto. Que los vientos de cambio azoten tus velas. Explora, sueña, descubre.
El presente es un sótano. Y eso conlleva muchas dificultades. Pero si tenemos el valor de bajar las escaleras, no podremos hacerlo más habitable? Yo creo que sí, y seguro que mucho más luminoso de lo que nos imaginamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario